Don Quijote

"La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad así como por la honra se puede y debe aventurar la vida"

(Segunda parte,capítulo LVIII).

"En un lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, rocín flaco y galgo corredor"

Este es el famoso comienzo de la obra, en el que Cervantes presenta al personaje, el  hidalgo Alonzo Quijano (un miembro de la nobleza de la época, pero del más bajo nivel) que vivía una vida rutinaria monótona y aburrida.  

 Este hidalgo pobre  era aficionado a leer novelas de caballería y un día "llenósele la fantasía de todo aquello que vivía en sus libros"decide vivir como lo hacían los personajes de sus libros, resuelve pasar a ser un caballero andante, a  ser Don Quijote de la Mancha. 

Este caballero andante "El caballero de la triste figura", como lo va a llamar Sancho,  va a aventurarse debido a su "locura" y es gracias a su fantasía que en esta obra todo es relativo. Podemos, de la mano de Don Quijote, ver a  los molinos de viento como malvados  gigantes, la bacía de un barbero puede ser un yelmo de oro reluciente, rebaños de ovejas pueden verse como ejércitos,  una venta puede ser un castillo y unas prostitutas, finas doncellas. 

Don Quijote es un soñador en acción, es un ser que cree en la posibilidad de las cosas imposibles. 

Sus palabras y pensamientos están llenos de lógica, de cordura y sabiduría. Solo sus acciones son disparatadas, porque están influidas por las ilusiones. 

Este caballero sin juicio conserva por debajo de toda su locura una dignidad y una superioridad naturales. 

Su sabiduría y su bondad son independientes de su locura y se manifiestan a pesar de ella. 



Sancho Panza

Recién es a partir del capítulo VII de la obra que va a aparecer la figura de Sancho Panza, un aldeano sencillo, un hombre "de muy poca sal en la mollera", como lo describe el narrador. 
Sancho es un personaje bonachón, pacífico, glotón, con una sabiduría popular (es muy común que se exprese mediante refranes), prosaico y recio, receloso, un cristiano de  vieja cepa, pero sobre todo será un gran amigo de Don Quijote. 

Sancho es el compañero fiel de Don Quijote, quien lo va a acompañar en sus aventuras y a quien ama y reverencia, aunque en algún momento lo engañe. Sancho aprende de su amo. Los demás se admiran, se enojan o se burlan de Don Quijote, se divierten con él o buscan curarlo de su "locura", solo Sancho lo acompaña. Nadie experimenta la personalidad de Don Quijote  de un modo tan directo y con tanta pureza como lo hace él. 

Sancho va a dejar su casa y su familia para ir detrás de las andanzas del caballero loco, primero movido por la promesa que Don Quijote le hace de que, en razón de sus hazañas, le otorgará una ínsula y podrá gobernarla. Para él, la ínsula representa el poder, como para Don Quijote, Dulcinea representa la gloria.
 A medida que transcurre el relato, Sancho se va a ir "quijotizando"; de tanto escuchar a Don Quijote decir que sus aventuras serán reconocidas y recordadas a lo largo del tiempo. El fiel compañero del caballero termina creyendo esta idea y actúa en base a ella. 

Dulcinea del Toboso

Dulcinea representa en la obra un personaje que, a su vez, no lo es. No hay un episodio en toda la obra donde ella participe y se la muestre, así como tampoco hay una certeza de su existencia. Paradójicamente, toda la obra está llena de su presencia. 

Dulcinea no representa un personaje creado por el autor. Lo más desconcertante de esta figura es que se trata de una creación del personaje principal, esta creación adquiere vida en la obra a partir de la mente y el corazón de Don Quijote, es una imagen proyectada, pero tan viva y real que la podemos llegar a imaginar cómo lo hace el mismo protagonista. 

Esta figura es una creación consciente de Don Quijote, es la mujer ideal, la dama de sus sueños, a quien Don Quijote va a amar con devoción. El punto de partida para esta creación está ligado a un aspecto real, a la figura de Aldonza Lorenzo, una campesina que constituye la materia prima desde la cual se va a formar la figura de Dulcinea. 


"El caballero andante sin amores era árbol sin hoja y sin fruto y cuerpo sin alma."

(Capítulo I, Primera parte).

Encantamiento de Dulcinea



En la primera parte de Don Quijote, el caballero andante entrega a Sancho, su fiel escudero, una carta para que este se la lleve a Dulcinea, pero Sancho la olvida y no la entrega, y de este suceso va a depender el encantamiento de Dulcinea. 

En el capítulo X de la segunda parte del libro, caballero y escudero se dirigen al Toboso a buscar a Dulcinea.
Este episodio tiene una importancia singular, porque en él se presenta el choque de la ilusión de Don Quijote con la realidad vulgar y cotidiana. 

Al inicio de este episodio entre Sancho y Don Quijote, se produce un cambio de roles, ya no es el caballero quien desfigura la realidad como lo hace con los molinos de viento; ahora es Sancho quien, improvisando una escena novelesca, trata de salvar la mentira de aquella carta que nunca entregó.
En tanto que Sancho simula estar ante la presencia maravillosa de Dulcinea, el tristísimo caballero caído de rodillas solo ve la realidad lisa, llana y vulgar personificada en una aldeana rústica, pobre y sencilla.

 La ilusión del caballero, la misma que desde que comienza el libro lo guía hacia la aventura, es la que lo lleva a creer fielmente que Dulcinea ha sido encantada.
La desilusión de Don Quijote va a ser un golpe tan fuerte para él que, a partir de allí, todos sus pensamientos se van a enfocar en poder desencantar a Dulcinea.




"Todo el mundo se tenga, si todo el mundo no confiesa que no hay en el mundo todo doncella más hermosa que la Emperatriz de la Mancha, la sin par Dulcinea del Toboso"

(Capítulo IV, primera parte)

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